Telefónica y su particular montaña rusa


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No hay día sin sobresalto para el gran gigante de las telecomunicaciones, y es que Telefónica es noticia constantemente por motivos de diversa índole, y no siempre de carácter positivo
telefonica operadora movil cesar aliertaDesde que la compañía presidida por César Alierta apostara fervientemente por la internacionalización de Telefónica, dejando a España de lado, la empresa de telecomunicaciones transita por un mar de incertidumbre entre la reconversión digital y el antiguo modelo como operadora de telefonía. Sabedora de que los nuevos modelos de negocio requieren de una mayor frescura, solvencia e innovación, Telefónica explora nuevos mercados como Brasil, pero sin dejar atrás otros más rocosos y de dudosa garantía, pese a lo que pueda parecer, como Alemania.

No obstante, lo más destacado es el papel como protagonista que quiere jugar en Latinoamérica. Así, la salida a Bolsa de la filial de Telefónica en esta región parece estar más cerca. César Alierta señaló recientemente en una entrevista con Financial Times, que la empresa está trabajando en un plan para colocar en Bolsa entre un 10% y un 15% del capital de su división latinoamericana. Aunque todavía no hay nada seguro.

Siguiendo con el tramo favorable de esa montaña rusa, a principios de diciembre se conoció que Telefónica, junto a otra empresa española (Banco Santander), se sitúa entre las 50 compañías de la Unión Europea (UE) que más invierte en investigación y desarrollo (I+D), según el ranking publicado por la Comisión Europea. Concretamente la compañía “azul” destinó un total de 1.089 millones, un 20% más con el que se coloca en el puesto 30.

Después de la cima

Ahora bien, ser grande y llegar a la cima es relativamente sencillo. Por lo tanto, para lo que hay que estar preparado es para los tramos menos favorables. En ese aspecto habrá que valorar si Telefónica ha hecho bien los deberes, porque piedrecitas en el camino no van a faltar.

La primera de ellas la encontró hace muy pocos días con las recientes salidas del secretario general técnico de presidencia, Luis Abril, y del director general de Recursos Humanos, Oscar Maraver. Significativa la marcha del primero por el porder que tenía en aspectos relativos a la imagen y comunicación de la empresa, y parece que es símbolo del relevo generacional.

Pero no solo cambios orgánicos que puedan afectar a la empresa son los que ponen en jaque la estabilidad de Telefónica. Siempre presente, como un muro infranqueable, se encuentra una deuda inmensa casi imposible de solventar. Tocando techo muy cerca de los 60.000 millones de euros, hay una obsesión loca por deshacerse de ciertos activos, como ha sido el caso de la compañía «Atento», para recuperar parte de lo perdido.

Por último, y no menos importante, pero sí más reciente en el tiempo, sale a la luz una nueva polémica con los derechos del fútbol, de los que tiene parte del pastel junto a Grupo Prisa y Mediarpro. Con la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) de por medio, no parece el mejor momento para que Telefónica entre de nuevo en un lodazal de carácter legal.



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